El hombre muere muchas veces en su vida. Avanza dejando una huella de egos difuntos. La Conciencia pura los atraviesa como un hilo de collar.
Alejandro Jodorowsky - Tweet del 2/6/2016
Desde la última (ahora penúltima) entrada publicada hace tres semanas, he pensado insistentemente en la pertinencia de clausurar este espacio de reflexión gráfica y escrita denominado -según consta en actas y en el buscador de Google- Planetabuba Blogspot. Tengo un puñado de motivos personales para hacerlo, motivos tan viscerales como válidos. Tengo, sobre todo, razones profesionales que me indican que, en el urgente replanteamiento de mi vida
Contrario a lo que enuncia la voz popular, estoy convencido de que las redes sociales fragmentan la personalidad antes que integrarla; que los retazos de identidad regados ladinamente por aquí y por allá no forman parte de un discurso cohesionado, sino que -antes bien- desgastan ese flujo identitario hasta diluirlo en un eco pobre, pinche e incluso rascuache de ese ser multidimensional que es uno (o una, si se quiere ser genéricamente equitativo y genéricamenta equitativa); y aquí me apresuro a desmentir una aparente contradicción: los breves e insípidos posts o tweets que publica un ente multidimensional -como lo somos todos- no son una expresión de esas dimensiones múltiples, sino la de una sola cara, el rostro estéticamente inmaculado con el que nos inmortalizamos ante la selfie del ojo social.
Durante algún tiempo me refugié en ese nido de fantasmas que es Facebook, imaginando que estaba rodeado de fantasmas de carne y hueso. Durante diez años he venido a esta tribuna a teclear parrafadas de texto simulando que tenía cosas importantes que decir y simulando que había gente interesada en escuchar las tales “cosas importantes”. Las cosas trascendentes -ahora lo sé- no están aquí. La vida está en otra parte, y yo estoy un poco hasta la madre de estar ausente de las cosas trascendentes.
Pero no invertiré más tiempo en denostar a las redes sociales, al menos no ahora ni por este medio. Si escribo este último post es para despedirme cortésmente de los lectores de paso que hayan varado por error en este recoveco ciberespacial. Me despido emocionado de aquellos lectores consuetudinarios (dejadme creer que los hubo) que acompañaron mis expresiones emocionales con el interés, la empatía y el morbo propios del procrastinero fiel. Y me despido, sobre todo, del blog mismo. Este espacio me fue enormemente útil hasta que dejó de serlo. Quise entrañablemente a mi Planeta Buba Blog… hasta el día en que lo dejé de querer.
Hoy me resulta insuficiente y gravoso (evidentemente ya no lo necesito); hoy pesa sobre mis hombros su existencia en la red.
Apuro el paso y me la paso a restirar citando -más o menos- al vate Amado Nervo:
“Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Blogspot, nada me debes! ¡Blogspot, estamos en paz!”
O, para que no se diga que mi tránsito por la facultad de Filosofía y Letras fue inútil (como de hecho lo fue) cerraré este capítulo dando un barniz culterano a la despedida citando al gran filósofo alemán:
“Ahí donde no se puede amar más, es mejor pasar de largo”
Pasemos de largo y enfilemos con rumbo a la chingada.
José Quintero
Junio 2016